Imagen de la película "El libro de la almohada"
Para la puesta en soporte del texto 154 voy a mostrar la evolución de los libros
chinos.
La
evolución de los manuscritos chinos ilustra bien la relación entre forma del
libro, materiales con los que este está confeccionado y uso. Los primeros
libros eran rollos, pero de tiras finas de madera o bambú unidas por medio de
hilos. Sin demasiado examen podría decirse que eran similares a los lontar de
Bali, solo que la ubicación de los hilos permitía que el artefacto se guardase
enrollado. Otras diferencias importantes eran que para la lectura se colocaban
las “hojas” en sentido vertical y que los textos estaban dibujados con tinta y
pincel y no grabados. Cada tira de madera o bambú tenía una línea de texto.
Libro en tabla de bambú tipo lontar de Bali.
Posteriormente
aparecieron los rollos de seda, reservados para los libros más importantes.
Como en los rollos de madera y bambú aquí los textos también aparecían en
angostas columnas verticales, solo que estas no tenían un correlato en la
materialidad del objeto, sino que eran lo que llamaríamos ahora “cajas de
texto”. Al pie de cada columna de texto se encontraba el número que correspondía
a esa columna.
Libro en rollo de seda.
Los libros
de bambú y de seda siguieron circulando después de la invención del papel,
tradicionalmente fechada en el 105, aunque hay evidencias de los dos siglos
anteriores. Los libros de papel siguieron teniendo forma de rollos y estaban
formados por tiras de papel pegadas horizontalmente. Como los anteriores, se
abrían por la derecha y se desenrollaban hacia la izquierda y tenían los textos
distribuidos en columnas verticales, a veces marcadas con un trazo fino. La
posibilidad de ser plegado, una cualidad propia del papel, fue aprovechada
varios siglos más tarde para confeccionar los primeros libros en forma de
biombo, muy angostos. La nueva forma, que permitía abrir el libro en una hoja
cualquiera sin necesidad de desenrollar el conjunto, fue adoptada quizá a
partir de la influencia de los libros budistas confeccionados en hoja de palma
traídos desde la India.
Libro plegado
Es
interesante ver cómo de estos libros plegados se pasó al códice. El paso
fundamental fue descubrir que no se necesitaba confeccionar una gran hoja de
papel para contener todo el texto: se lo podía escribir, siempre en columnas
verticales, en hojas sueltas.
Estas hojas
se doblaban luego por la columna central, el “corazón” y en ese mismo sector se
pegaban unas con otras para formar el “lomo” del libro. Como las hojas estaban
escritas de un solo lado, en el libro alternaban hojas escritas y hojas en
blanco (el reverso de las hojas escritas). Esta forma de encuadernación se
conoce como encuadernación mariposa.
Los libros
en forma de mariposa tenían un grave defecto: además de que la secuencia de la
lectura estaba interrumpida por las páginas en blanco, la zona central, donde
se unían las hojas, se deterioraba rápidamente y era común que las hojas se
salieran. Como respuesta a este problema, se procedió a doblar las hojas en
sentido inverso, es decir, con el texto
hacia afuera. De este modo, lo que debían pegarse eran los extremos de las
hojas y no su “corazón”. Este cambio tenía una ventaja agregada: las páginas en
blanco quedaban ocultas por el plegado. Con el tiempo, esta forma sufrió una
mejora sustantiva: se reemplazó la goma por una costura con hilo de seda, lo
que dio a los cuadernillos una estructura más flexible y permitió repararlos sin que se resintiera la
superficie escrita.
Libro mariposa
Los
primeros libros chinos impresos fueron confeccionados mediante el grabado en
madera. En la British Library se conserva el más antiguo de los que han llegado
hasta nosotros: es un rollo budista, el Sutra de diamante, y data del año 868.
Los libros
xilográficos convivieron con los manuscritos mucho tiempo, y siempre en un
segundo nivel de importancia, ya que los libros manuscritos estaban asociados
al prestigio de la caligrafía, a la práctica budista de copiar textos
religiosos, a la arraigada creencia de que la mejor manera de leer un libro era
copiarlo y a la tradición de hacer a mano anotaciones y compilaciones
personales. Los tipos móviles de plomo entraron en China por Shanghai, de la
mano de occidentales y japoneses. Pero eso fue mucho tiempo después, a fines
del siglo xix.
Manuscritos
Ilustración de xilograbado en madera de los libros.
Códice de un libro chino
Me resulta complicado hacer una selección de un soporte único para poner el texto 154 de "El libro de la almohada". Todos los soportes que mostré son muy bellos, pero la primera vez que vi el libro lontar, que trajo la profesora Patricia Piccolini titular de la clase de "Edición editorial" de la UBA, quedé fascinado, nunca había visto algo similar. Sin lugar a dudas es un trabajo magnífico, realizado a pincel en cada una de las barras de bambú que conlleva mucha dedicación y prolijidad. Para esto se necesita la mano del artista, como en la película que se muestra al artista como escribe sobre el cuerpo. Por esto me parece que el libro lontar es el que elijo para el texto 154.
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